6/15/2009

Se nos van los poetas

Hace poco tiempo se fue Sixto, y este fin de semana se nos ha marchado Chencho, la verdad que es esa gente que se echa mucho de menos dentro de un pueblo tan pequeño como el nuestro, desde aquí hacemos un pequeño homenaje a estos dos poetas con estos dos poemas...

Poema a los Pájaros

Dulces pájaros en nidos
que vivís en libertad,
cantáis siempre al despertar,
impulsores atrevidos.

Juguetones musicales
en esta pequeña tregua,
cantáis sobre los zarzales
pronunciando vuestra lengua.

Vuestra dulzura me asombra
en el canto intermitente,
filigrana de una obra
dais las notas transparentes.

Yo canto prosa rimada,
no puedo hacer otra cosa,
aunque no te diga nada
suena bastante asombrosa.

¿Quién os pudiera igualar?
¿Quién más dichoso ha de ser
pájaro que has de volar?
Y tú ¿a quién vas a temer?

Pero en el bosque traídos
el que está junto a la dehesa
de algún volador azor
puedes ser su mejor presa.

abrir los ojos y expertos
al artificio ingeniosos
de esos cuervos rudos, ciertos
de sus vuelos vigorosos.

Sixto Capellán.


A mi vecina Celedonia “La Chinvita”


¡Cuidado qué sacrificios
para juntar cuatro perras
con la burra, los conejos
y cuatro cargas de leña

no robaba ni quitaba,
aunque algunos en el pueblo
lo contrario se creían.
¡Ojo los que se tapaban
con la capa de la Chinvita!

Era un poquillo gruñona,
pero su razón tenía:
¿Faltaba una de cebada?
“Habrá sido la Chinvita”.
¿Faltaba un racimo de uvas?
“Habrá sido la Chinvita”.
Pero yo de todo eso,
ni la mitad me creía:
la conocí siendo pobre
y pobre ser moriría.

Iban pasando los años,
yo la vi que envejecía,
vivía sola en su casa
sin ninguna compañía.

El día de Nochebuena
entró en mi casa a cenar
y la pobre me decía:
“¡Qué triste es la soledad!”

Hacia mediados de enero
a las doce de la mañana,
al llegar al Pozo Bueno
sentí tocar las campanas.

Al sentir los dos clamores,
viendo que era por mujer,
a un señor que paseaba
me acerqué y le pregunté:

-Tocan a señal de muerto,
¿No sabrá usted por quién es?
-Anda, si es por tu vecina.
Como el hielo me quedé.

Al llegar al cementerio
un instante me paré
y mirando a todas cruces,
un Padrenuestro recé.

Ya jamás estarás sola,
ahora tendrá compañía,
que en el cielo te acompañan
Dios y la Virgen María.

Chencho.

6/04/2009

Serrada 2009


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